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“Fui a verlo, a mirarlo, todavía ni pensaba en hablar con él”
Fotos: “Fui a verlo, a mirarlo, sin intención de hablarle aunque llevaba un libro con fotos porque pensaba que se podía dar una charla casual”.
Mariana Pérez, la hermana de Rodolfo, que recibió la denuncia y fue a verlo a su trabajo.“El tiene otro nombre y preferiría que yo lo llame por ese nombre. Pero a mí no me sale, él lo sabe.” |
Por V.G.
–¿Cuándo supo que su hermano estaba cerca?
–En abril llegaron las primeras denuncias sobre él a Abuelas. En todos estos años no habíamos recibido nada. Hubo una primera denuncia con muchos datos y a los pocos días llegó la segunda, que atendí yo. Era alguien que evidentemente estaba muy vinculado con la familia porque tenía datos muy precisos sobre el pasado y sobre la situación actual. La denuncia decía que él sospechaba que era adoptado y que tenía muchas dudas, pero que se lo negaban. Hablaba de un chico nacido en noviembre de 1978, varón, hijo de una detenida, estudiante de medicina entre 25 y 27 años y que estaba secuestrada en una dependencia de la Fuerza Aérea.
–Cuando atendió el llamado, ¿ya sabía de la primera denuncia?
–La estaba leyendo cuando atendí. Era alguien que había sabido de boca de Gómez que a este bebé se lo habían quitado a una detenida y que después la habían matado. Entre los datos figuraba el lugar de trabajo de mi hermano, que era un lugar de atención al público, una especie de bar y kiosco. Yo me fui a verlo, a mirarlo, sin la menor intención de hablar con él aunque llevaba un libro de Abuelas con las fotos porque yo pensaba que se podía dar una charla casual en la que le podía contar que trabajaba en Abuelas y le dejaba el libro como material informativo. No tenía intenciones de hacerlo, pero tampoco quería que llegara el momento y arrepentirme de no tenerlo.
–¿Cómo supo quién era?
–Pregunté. La descripción física que tenía en la denuncia no coincidía para nada con él. Hablaba de un chico de dos metros y rubio tipo alemán. Y mi hermano no es así, es bien alto, pero tiene cabello castaño. En realidad creo que fui a buscar el alemán de dos metros y poder decir “no es mi hermano”. Porque aceptar la posibilidad de que mi hermano hubiera ido a parar a alguien de la Fuerza Aérea que hubiera estado tan implicado en el secuestro de mis viejos me resultó muy duro en ese momento. Iba más a descartarlo que a buscarlo, pero eso lo puedo decir ahora. En ese momento yo iba a ver, que era la primera vez que había una posibilidad tan cercana y que yo quería ver.
–Y lo vio.
–Le hablé. En realidad él no podía hablar porque estaba en horario de trabajo así que me senté en una mesita y le escribí una carta contándole mi historia. Cuando llegué no pensé en nada, ni siquiera me pregunté si era parecido a mí o a mis viejos. Le dejé las cosas, conversamos un poquito y me fui con la promesa de que se iba a hacer el análisis.
–¿Cómo fue la charla?
–No quiero contar cosas que van siendo como de nuestra historia. Pero le dije que era hija de desaparecido y que estaba buscando a mi hermano. Le dije muy brutamente que en Abuelas se habían recibido denuncias que hablaban de él y que, si tenía dudas sobre su identidad y quería despejárselas, yo lo iba a esperar en Abuelas. Esa misma tarde vino y se sacó sangre para el banco de Abuelas en Estados Unidos. Un mes después tuvimos los resultados.
–Y mientras ¿siguieron en contacto?
–Sí. Hubo un enganche a nivel personas en seguida, queríamos ser hermanos, nos habíamos caído bien. Suena liviano decirlo así. Yo tenía mucho miedo y me sentía muy responsable porque no era la forma en que procede Abuelas. Además, al estar la posibilidad de que la búsqueda hubiera terminado, yo pensaba que si no era él, no podía volver a arrancar. Fue encontrar el apoyo de mi hermano ahora, hombre. Lo que se perdió no va a volver. Pero pensar en tenerlo y perderlo era demasiado. Ahí por primera vez me di cuenta lo que era tener un hermano desaparecido pero en serio, de lo que significaba como pérdida, como vacío o como ausencia. Cuando él vino a hacerse el análisis, lo miré y lo encontré parecido a mí, pero más a mi papá. Fue algo raro, porque yo de mi papá no tengo recuerdos, lo conozco por fotos. Yo tenía quince meses cuando se lo llevaron. Pero era estar sentada enfrente suyo y percibir algo que tenía que ver con mi papá.
–¿Qué pasó cuando recibieron el resultado del análisis?
–El viernes dos de junio a medianoche me llama mi abuela Rosa, que estaba en Estados Unidos y me dice que acababa de hablar con la doctora y que era él. Ahí hablé con mi otra abuela y cuando corto, me llaman y era él. “¿Tenés una novedad?”. Yo no sé qué sentí cuando supe el resultado. Lagrimeé un cacho, pero ese mes yo había pasado por todo, hasta boludeces. Una vuelta él me mostró las cicatrices que tiene de cuando se cayó, y yo lloré por cada marca que no fue conmigo. Siempre me preguntaba si cuando lo tuviera enfrente lo iba a saber y creo que lo supe.
–¿Y él cómo reaccionó?
–No se sorprendió demasiado. Estaba más convencido que yo y eso me daba mucho miedo.
–¿Y qué saben de su relación con los apropiadores?
–Sé que vive con la señora. Pero no sé qué tipo de explicaciones pidió ni qué respuestas recibió. Creo que no me cuenta todo. Espero que ahora no estén mintiendo sobre mentiras. Gómez actuaba en la base de inteligencia de Morón de la Fuerza Aérea. Mínimo era integrante del grupo de tareas. Qué otra participación pudo haber tenido en el secuestro de nuestros viejos no sé, pero a mi mamá él la vio y creemos que sabe el destino de mis viejos.
–¿Tiene miedo de que la causa judicial interfiera en la relación?
–No sé hasta qué punto, porque él sabía que esto iba a pasar. Seguramente éste es un momento extraño.
–En noviembre ¿festejaron el cumpleaños?
–Lo festejamos el 15. El estaba inscripto como nacido el 24, aunque le habían dicho que en realidad había nacido el 16. Nosotros lo festejamos el 15. Se nace un solo día.
–Su mamá le había puesto Rodolfo. ¿Ustedes cómo lo llaman?
–Yo no le digo nada. El tiene otro nombre y preferiría que yo lo llame por ese nombre. Pero a mí no me sale, él lo sabe. Tampoco le digo Rodolfo porque él me pidió que no lo hiciera, en principio. Así que es “boludo”, “nene”, “mocoso”.
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