"Yo lideré la Fuerza Aérea desde el 25 de enero de 1979 y diciembre de 1981. Cuando tomé el mando, dije que la guerra contra la subversión estaba terminada", dice Omar Graffigna en esta entrevista concedida al Buenos Aires Herald, omitiendo responder por los hechos de 1978 en los que tuvo responsabilidad directa como Jefe del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea, del que dependía la inteligencia aeronáutica.
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Entrevista: Luciana Bertoia
Cumple arresto domiciliario
"La invasión de Malvinas fue una locura"
El pacto de silencio entre los oficiales que tuvieron un rol principal durante la última dictadura militar generalmente impide que cualquier nueva información sobre aquellos años salga a la luz. Pero, en una entrevista telefónica con el diario Buenos Aires Herlad, Omar Graffigna, quien fuera el director de la Fuerza Aérea entre 1979 y 1981 y uno de los miembros de la segunda Junta que gobernó el país en aquellos años de terrorismo de estado, el militar retirado no mantuvo silencio.
Según publica el diario en su edición de este sábado, el Herald quería conversar con Graffina, actualmente bajo arresto domiciliario, para averiguar sobre su rol durante la dictadura militar y su posición sobre la Guerra de Malvinas (1982).
"EL rol de la Fuerza Aérea durante aquellos años fue mínima", Graffigna insistió, tratando de minimizar constantemente el rol que esa fuerza tuvo durante la represión.
Graffigna, sin embargo, fue crítico de sus camaradas que llevaron al país a la Guerra de Malvinas contra el Reino Unido, al sostener que él sabía que resultaría en muertes innecesarias.
En 1985, el líder militar nacido en la provincia de Santa Fe en 1926, fue uno de los nueve comandantes que ocupó un lugar en el banquillo de los acusados, juzgado por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura. Fue uno de los cuatro líderes militares que resultó absuelto por decisión de la Cámara Federal de Apelaciones de la Ciudad De Buenos Aires. Este año, el Juez Federal Daniel Rafecas llevó a Graffigna y a otros miembros de la Fuerza Armada a juicio por el secuestro de Patricia Roisinblit y el de su compañero José Manuel Pérez Rojo, secuestrados en 1978 y llevados al centro de detención clandestino que operaba en Morón bajo la supervisión de la Fuerza Aérea.
La pareja tuvo una hija, Mariana, y Patricia estaba embarazada. Ella fue transferida a la infame Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) para dar a luz a un niño que fue apropiado, recuperando su verdadera identidad en 2000. Cuando Patricia y José fueron secuestrados, Graffigna era el número 2 de la Fuerza Aérea.
¿Estaba usted en contra de la Guerra de Malvinas?
Las Islas han sido y serán siempre argentinas pero hay diferentes maneras de tomar control. No podés declarar la guerra contra todos, contra las naciones que son parte de la OTAN. Yo fui a Malvinas en varios momentos porque la Fuerza Aérea estaba a cargo de Líneas Aéreas del Estado (LADE). Solíamos tomar vuelos a Malvinas una o dos veces por semana. Salíamos de Comodoro Rivadavia. Los kelpers eran ciudadanos de segunda clase y tenían que ir a las escuelas argentinas. No podían sobrevivir sin nosotros. Inglaterra los ignoraba. Solía pensar que teníamos una oportunidad de recuperar esas Islas.
¿Por medios diplomáticos?
Sí, a través del entendimiento. Había estado en las Islas antes de 1975 con mi esposa, otros camaradas y las relaciones era normales. Inglaterra los menospreciaba. Uno puede declarar la guerra cuando tiene chances de resultar victorioso o si sufrís un ataque. Si no podés ganar la guerra, no deberías declararla.
Entonces la idea de declarar la guerra al Reino Unido ¿vino del General Leopoldo Fortunato Galtieri y no fue apoyada por la Fuerza Aérea?
Dejemos a los muertos descansar en paz. Lo que puedo decir es que estaban esperando a que yo me fuera de la Junta. Me fui el 17 de diciembre de 1981. Si hubiera estado, la guerra no hubiera sido declarada.
¿Fue la cuestión Malvinas discutida cuando usted estaba en la Junta?
No. Mientras yo estaba, estaba claro que las Islas nos pertenecían y que eran parte de un reclamo de soberanía. Nunca pensamos en una acción militar.
¿Qué piensa de la manera en que el gobierno nacional está manejando la cuestión Malvinas?
No pregunte por política.
Pero está siguiendo una estrategia diplomática...
Hoy no tenemos Fuerzas Armadas. Resultaron debilitadas después de Malvinas. Durante la guerra, lloré por tres meses. Los quería matar, sentí odio por esa cosa descabellada que hicieron. Nuestros pilotos -los 55 que murieron-, no tenían ninguna posibilidad de detectar los misiles británicos.
¿Cómo evalúa el rol de la Fuerza Aérea durante la llamada guerra contra la subversión?
Durante el tiempo que lideré la Fuerza, no tuvo ninguna responsabilidad. Las tres fuerzas estuvieron involucradas pero el Ejército tuvo un rol principal en el control del territorio. Yo fui absuelto (en el juicio de 1985 en contra de los líderes de la Junta). No tuve nada que ver y la decisión fue tomada por seis jueces de la Cámara Federal de Apelación en lo Criminal.
Pero hoy en día usted está siendo investigado por el secuestro de la hija de la vice-presidente de Abuelas de Plaza de Mayo, Rosa Roisinblit...
(Risas). Si usted lee los diarios, se va a dar cuenta de lo que está pasando. Seis miembros de la Cámara de Apelaciones me absolvieron. Eran independientes, no políticos, excepto por Ricardo Gil Lavedra que era miembro de la Unión Cívica Radical (UCR).
La Fuerza Aérea estuvo a cargo de la represión en el conurbano bonaerense durante los primero años de la dictadura...
En ese entonces, yo no era el jefe de la Fuerza Aérea. El jefe siempre toma la responsabilidad. Yo lideré la Fuerza Aérea desde el 25 de enero de 1979 y diciembre de 1981. Cuando tomé el mando, dije que la guerra contra la subversión estaba terminada.
¿Entonces, usted decidió retirar a la Fuerza Aérea del plan criminal?
Cada fuerza actuaba independientemente. La guerra contra la subversión era algo que cada jefe conducía. Cada fuerza jugó un rol diferente. La Fuerza Aérea fue responsable por el aire y por un área muy pequeña. Cuando yo tomé el mando, decidí que el rol de la Fuerza había terminado. Lo que había pasado antes, no lo sé. Era parte de discusiones secretas.
En general, el rol de la Fuerza Aérea aparece como marginal, pero estaba a cargo de centros clandestinos de detención cmo el Hospital Posadas, Mansión Seré, la base de la Fuerza Aérea en Palomar...
Era mínimo.
Pero la Fuerza fue responsable por esos centros clandestinos de detención. ¿Alguna vez estuvo allí? ¿U ordenó que fueran desmantelados?
Cuando tomé el cargo, no había nada. La Fuerza Aérea no estaba formando parte de la guerra contra la subversión. Nuestro rol estaba en el aire y esa gente (hace referencia a las organizaciones armadas de izquierda) no tenía aviones.
¿Cómo reaccionaron los otros miembros de la Junta frente su supuesta decisión de retirar a la Fuerza Aérea de las tareas represivas?
El Ejército y la Marina eran independientes. Cuando uno manda, el otro obedece. En Chile, el único que daba las órdenes era Augusto Pinochet.
Entonces, ¿no discutían estos asuntos durantes las reuniones de la Junta?
No, sólo las cosas que tuvieran que ver con la política nacional. El presidente era un delegado de la Junta.
Usted dijo que lloró por Malvinas. ¿No lloró por el rol de la Fuerza Aérea en las desapariciones forzadas, la tortura y los casos de robo de bebés?
Ese es otro tema.
Las Fuerzas Armadas nunca antes habían conducido ese tipo de plan criminal...
Usted quiere que yo hable de cosas de las que yo no sabía, incluso la Guerra de Malvinas. Yo dejé mi cargo y tres meses después invadieron Malvinas. El hombre que tomó mi lugar compartía mi visión. Por eso lloré: 'En dos o tres meses, nos vamos a estar rindiendo'. Y eso fue lo que sucedió.
• "Verbitsky no fue mi escritor fantasma, el era enemigo de la Fuerza Aérea"
Investigaciones periodísticas han señalado que el columnista de Página/12, Horacio Verbitsky habría escrito los discursos de Omar Grafffigna. Verbitsky es actualmente el director del influyente Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la organización de derechos humanos más importante del país, y fue miembro de Montoneros, la organización armada peronista de izquierda en los 70.
¿Fue Horacio Verbitsky efectivamente su escritor fantasma?
¿Cómo podría eso ser verdad? Yo era el jefe de la Fuerza Aérea. Era parte de la Junta que fue juzgada en la corte y fui absuelto. ¿Cómo podría haber habido una relación entre la Fuerza Aérea y un periodista que tenía ideas completamente opuestas?
Una investigación periodística indica que Verbitsky solía escribir sus discursos y los que daban otros jefes de la Fuerza Aérea...
Cualquiera tiene el derecho de decir lo que quiera. La gente es inteligente y está claro que el bien y el mal nunca pueden ir de la mano. El era parte de Montoneros y yo uno de los líderes de las Fuerzas Armadas. No dije una sola palabra; me reí mucho cuando supe de esa investigación. Verbitsky publicó un artículo negando esa acusación y eso sonó lógico.
¿Alguna vez conoció a Verbitsky?
No. Ni siquiera sabía quién era en ese momento.
Entonces, ¿Verbitsky no tenía vínculos cercanos con la Fuerza Aérea?
Ninguno. Al menos, no cuando yo era jefe de la fuerza y miembro de la Junta y mucho menos antes. Mis subordinados me llamaron por teléfono para reírse de mí: "¿Cómo pudo, jefe?" Las ideas de Verbitsky eran diferentes a las nuestras. No creo que esa investigación fuera presentada para hacerme daño. Simplemente me río cuando la gente se ríe de mí diciendo que yo era un subversivo, un terrorista.
¿Quiere decir que entonces que él era un subversivo?
Yo no digo quién era quién.
Bueno, él era parte de Montoneros.
Bueno, yo simplemente me río. Dejemos algo claro. Nadie quiere hacerme daño a mí.
Según publica el diario en su edición de este sábado, el Herald quería conversar con Graffina, actualmente bajo arresto domiciliario, para averiguar sobre su rol durante la dictadura militar y su posición sobre la Guerra de Malvinas (1982).
"EL rol de la Fuerza Aérea durante aquellos años fue mínima", Graffigna insistió, tratando de minimizar constantemente el rol que esa fuerza tuvo durante la represión.
Graffigna, sin embargo, fue crítico de sus camaradas que llevaron al país a la Guerra de Malvinas contra el Reino Unido, al sostener que él sabía que resultaría en muertes innecesarias.
En 1985, el líder militar nacido en la provincia de Santa Fe en 1926, fue uno de los nueve comandantes que ocupó un lugar en el banquillo de los acusados, juzgado por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura. Fue uno de los cuatro líderes militares que resultó absuelto por decisión de la Cámara Federal de Apelaciones de la Ciudad De Buenos Aires. Este año, el Juez Federal Daniel Rafecas llevó a Graffigna y a otros miembros de la Fuerza Armada a juicio por el secuestro de Patricia Roisinblit y el de su compañero José Manuel Pérez Rojo, secuestrados en 1978 y llevados al centro de detención clandestino que operaba en Morón bajo la supervisión de la Fuerza Aérea.
La pareja tuvo una hija, Mariana, y Patricia estaba embarazada. Ella fue transferida a la infame Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) para dar a luz a un niño que fue apropiado, recuperando su verdadera identidad en 2000. Cuando Patricia y José fueron secuestrados, Graffigna era el número 2 de la Fuerza Aérea.
¿Estaba usted en contra de la Guerra de Malvinas?
Las Islas han sido y serán siempre argentinas pero hay diferentes maneras de tomar control. No podés declarar la guerra contra todos, contra las naciones que son parte de la OTAN. Yo fui a Malvinas en varios momentos porque la Fuerza Aérea estaba a cargo de Líneas Aéreas del Estado (LADE). Solíamos tomar vuelos a Malvinas una o dos veces por semana. Salíamos de Comodoro Rivadavia. Los kelpers eran ciudadanos de segunda clase y tenían que ir a las escuelas argentinas. No podían sobrevivir sin nosotros. Inglaterra los ignoraba. Solía pensar que teníamos una oportunidad de recuperar esas Islas.
¿Por medios diplomáticos?
Sí, a través del entendimiento. Había estado en las Islas antes de 1975 con mi esposa, otros camaradas y las relaciones era normales. Inglaterra los menospreciaba. Uno puede declarar la guerra cuando tiene chances de resultar victorioso o si sufrís un ataque. Si no podés ganar la guerra, no deberías declararla.
Entonces la idea de declarar la guerra al Reino Unido ¿vino del General Leopoldo Fortunato Galtieri y no fue apoyada por la Fuerza Aérea?
Dejemos a los muertos descansar en paz. Lo que puedo decir es que estaban esperando a que yo me fuera de la Junta. Me fui el 17 de diciembre de 1981. Si hubiera estado, la guerra no hubiera sido declarada.
¿Fue la cuestión Malvinas discutida cuando usted estaba en la Junta?
No. Mientras yo estaba, estaba claro que las Islas nos pertenecían y que eran parte de un reclamo de soberanía. Nunca pensamos en una acción militar.
¿Qué piensa de la manera en que el gobierno nacional está manejando la cuestión Malvinas?
No pregunte por política.
Pero está siguiendo una estrategia diplomática...
Hoy no tenemos Fuerzas Armadas. Resultaron debilitadas después de Malvinas. Durante la guerra, lloré por tres meses. Los quería matar, sentí odio por esa cosa descabellada que hicieron. Nuestros pilotos -los 55 que murieron-, no tenían ninguna posibilidad de detectar los misiles británicos.
¿Cómo evalúa el rol de la Fuerza Aérea durante la llamada guerra contra la subversión?
Durante el tiempo que lideré la Fuerza, no tuvo ninguna responsabilidad. Las tres fuerzas estuvieron involucradas pero el Ejército tuvo un rol principal en el control del territorio. Yo fui absuelto (en el juicio de 1985 en contra de los líderes de la Junta). No tuve nada que ver y la decisión fue tomada por seis jueces de la Cámara Federal de Apelación en lo Criminal.
Pero hoy en día usted está siendo investigado por el secuestro de la hija de la vice-presidente de Abuelas de Plaza de Mayo, Rosa Roisinblit...
(Risas). Si usted lee los diarios, se va a dar cuenta de lo que está pasando. Seis miembros de la Cámara de Apelaciones me absolvieron. Eran independientes, no políticos, excepto por Ricardo Gil Lavedra que era miembro de la Unión Cívica Radical (UCR).
La Fuerza Aérea estuvo a cargo de la represión en el conurbano bonaerense durante los primero años de la dictadura...
En ese entonces, yo no era el jefe de la Fuerza Aérea. El jefe siempre toma la responsabilidad. Yo lideré la Fuerza Aérea desde el 25 de enero de 1979 y diciembre de 1981. Cuando tomé el mando, dije que la guerra contra la subversión estaba terminada.
¿Entonces, usted decidió retirar a la Fuerza Aérea del plan criminal?
Cada fuerza actuaba independientemente. La guerra contra la subversión era algo que cada jefe conducía. Cada fuerza jugó un rol diferente. La Fuerza Aérea fue responsable por el aire y por un área muy pequeña. Cuando yo tomé el mando, decidí que el rol de la Fuerza había terminado. Lo que había pasado antes, no lo sé. Era parte de discusiones secretas.
En general, el rol de la Fuerza Aérea aparece como marginal, pero estaba a cargo de centros clandestinos de detención cmo el Hospital Posadas, Mansión Seré, la base de la Fuerza Aérea en Palomar...
Era mínimo.
Pero la Fuerza fue responsable por esos centros clandestinos de detención. ¿Alguna vez estuvo allí? ¿U ordenó que fueran desmantelados?
Cuando tomé el cargo, no había nada. La Fuerza Aérea no estaba formando parte de la guerra contra la subversión. Nuestro rol estaba en el aire y esa gente (hace referencia a las organizaciones armadas de izquierda) no tenía aviones.
¿Cómo reaccionaron los otros miembros de la Junta frente su supuesta decisión de retirar a la Fuerza Aérea de las tareas represivas?
El Ejército y la Marina eran independientes. Cuando uno manda, el otro obedece. En Chile, el único que daba las órdenes era Augusto Pinochet.
Entonces, ¿no discutían estos asuntos durantes las reuniones de la Junta?
No, sólo las cosas que tuvieran que ver con la política nacional. El presidente era un delegado de la Junta.
Usted dijo que lloró por Malvinas. ¿No lloró por el rol de la Fuerza Aérea en las desapariciones forzadas, la tortura y los casos de robo de bebés?
Ese es otro tema.
Las Fuerzas Armadas nunca antes habían conducido ese tipo de plan criminal...
Usted quiere que yo hable de cosas de las que yo no sabía, incluso la Guerra de Malvinas. Yo dejé mi cargo y tres meses después invadieron Malvinas. El hombre que tomó mi lugar compartía mi visión. Por eso lloré: 'En dos o tres meses, nos vamos a estar rindiendo'. Y eso fue lo que sucedió.
• "Verbitsky no fue mi escritor fantasma, el era enemigo de la Fuerza Aérea"
Investigaciones periodísticas han señalado que el columnista de Página/12, Horacio Verbitsky habría escrito los discursos de Omar Grafffigna. Verbitsky es actualmente el director del influyente Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la organización de derechos humanos más importante del país, y fue miembro de Montoneros, la organización armada peronista de izquierda en los 70.
¿Fue Horacio Verbitsky efectivamente su escritor fantasma?
¿Cómo podría eso ser verdad? Yo era el jefe de la Fuerza Aérea. Era parte de la Junta que fue juzgada en la corte y fui absuelto. ¿Cómo podría haber habido una relación entre la Fuerza Aérea y un periodista que tenía ideas completamente opuestas?
Una investigación periodística indica que Verbitsky solía escribir sus discursos y los que daban otros jefes de la Fuerza Aérea...
Cualquiera tiene el derecho de decir lo que quiera. La gente es inteligente y está claro que el bien y el mal nunca pueden ir de la mano. El era parte de Montoneros y yo uno de los líderes de las Fuerzas Armadas. No dije una sola palabra; me reí mucho cuando supe de esa investigación. Verbitsky publicó un artículo negando esa acusación y eso sonó lógico.
¿Alguna vez conoció a Verbitsky?
No. Ni siquiera sabía quién era en ese momento.
Entonces, ¿Verbitsky no tenía vínculos cercanos con la Fuerza Aérea?
Ninguno. Al menos, no cuando yo era jefe de la fuerza y miembro de la Junta y mucho menos antes. Mis subordinados me llamaron por teléfono para reírse de mí: "¿Cómo pudo, jefe?" Las ideas de Verbitsky eran diferentes a las nuestras. No creo que esa investigación fuera presentada para hacerme daño. Simplemente me río cuando la gente se ríe de mí diciendo que yo era un subversivo, un terrorista.
¿Quiere decir que entonces que él era un subversivo?
Yo no digo quién era quién.
Bueno, él era parte de Montoneros.
Bueno, yo simplemente me río. Dejemos algo claro. Nadie quiere hacerme daño a mí.
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Entrevista: Luciana Bertoia